Cualquier día puede ser el día. Cualquiera, como si cualquier día importara poco, como si los días que marca el calendario importaran más. ¿Cómo lo vas a empezar? Desayunar no es solo la primera cita del día con la alimentación, no son solo los primeros nutrientes que recibe tu cuerpo después del ayuno. No seamos simplistas. Es lo que lo envuelve, es empezar. Es estar un rato contigo misma sin importar lo que pasa fuera. Escuchar tus motivos por la mañana, hora sincera. Es una elección empezar sin prisa. Es la vida regalándonos tiempo, el que tú quieras crear. Pon la alarma unos minutos antes y te aconsejo un despertador analógico para no comprobar el móvil, el correo lleno de quehaceres, hasta después.
Un desayuno sencillo, equilibrado, funcional, que te aporte los nutrientes necesarios para empezar y que regularán tu día. Con ingredientes de calidad, de proximidad, productos de temporada, que son los que contienen lo que necesitamos en cada estación del año, la naturaleza nos lo pone así de fácil, y son más sostenibles y asequibles. Ir al mercado, al supermercado, elegir de manera consciente. De poca elaboración, domingo solo hay uno, manchar poco -muy importante-, que te apetezca y hecho por ti. Existen y conviven un sinfín de opciones, todo es posible. Ser creativos, no hace falta tener los ingredientes exactos de las recetas que nos gustan. Pasar tiempo en la cocina, para ti, para otros, si te gusta es muy satisfactorio y también puede ser una herramienta. Que sepas lo que comes y por qué. Cada día es diferente, no siempre estamos igual, no siempre necesitamos lo mismo. El trabajo que tengamos, el entrenamiento que nos apetezca hacer, el momento del ciclo en el que estemos. Lo interesante es tener conocimientos y herramientas para adaptar la alimentación a lo que necesitemos en cada momento. Es nuestra gasolina. Escuchar el cuerpo, si tiene hambre, masticar -ya no tenemos tiempo para masticar que lo trituramos todo-, entender lo que te funciona mejor, a ti. Que nos acompañe, que se base en fuentes de proteína de calidad: en el desayuno a veces se nos olvidan y son como ladrillos para el cuerpo. En grasas buenas, fibra, hidratos de carbono, vitaminas, probióticos, antioxidantes… Y en el hábito está la excepción: el equilibrio. Si te apetece eso, tómalo. Esto también es sano. Recuérdalo: hoy puede ser el día. ¿Lo pruebas y me cuentas?