“El cambio sucede a través del movimiento, y el movimiento cura.” Joseph Pilates.
Concentración, control, centralización, respiración, precisión y fluidez. Son los seis principios básicos del método para armonizar la atención mental con el movimiento. Lo más importante es crear consciencia corporal, como en la vida, saber lo que estamos viviendo. Pilates es ejercicio consciente. Nos ayuda a estar aquí ahora mismo, nos obliga a hacer escáner corporal, saber interpretar lo que el cuerpo nos dice y necesita. Movilizamos, fortalecemos, ganamos flexibilidad, tonificamos, alargamos.
Trabajamos todo el cuerpo activando la musculatura más profunda. Y lo hacemos desde nuestro centro, el “powerhouse”: nuestro centro de poder. Es importantísimo entender esto. El centro es lo que nos mantiene estables a pesar de todas las fuerzas externas que pueden desequilibrarnos, las cosas del día a día. Emociones, movimientos grandes como tropezar y movimientos de repetición como levantar el brazo cada mañana para coger la taza de café. Cuando activemos nuestro centro pensemos no solo en abdominales, también lumbares, caderas, glúteos, diafragma, suelo pélvico, transverso, mutífidos. Un cinturón fuerte que nos protege. Activamos desde la musculatura estabilizadora, la que nos sostiene. Sostenernos física y emocionalmente. Para tener una columna joven, un cuerpo sano, necesitamos fortalecer nuestro centro, anclarnos a nosotras mismas cuando tomamos una decisión, recibimos una mala noticia, cuando cogemos un libro en lo alto de la estantería.
“El desarrollo de los músculos profundos ayuda al desarrollo de los músculos más grandes, de la misma manera que los pequeños ladrillos construyen grandes edificios” Joseph Pilates.
El cuerpo piensa y se emociona, y transforma esto en movimiento, en gestos cargados de sentido. Más allá de la anatomía, esto es precioso. Se llama disposición corporal y mejorándola disminuimos descompensaciones. Desarrollamos también propiocepción, el sentido que informa al organismo de la oposición de los músculos. Alerta del sistema nervioso, desarrollo emocional y de comportamiento, respuestas automáticas, relación del cuerpo con el movimiento. Nos obliga a concentrarnos, a usar la memoria y la intuición. Vivir atentos. En cualquier gesto diario o actividad, en la bici, corriendo, con raqueta, si tropiezo por la calle el músculo enviará la información al cerebro y contraerá los estabilizadores y, si no tengo un sistema bien desarrollado de propiocepción, puedo lesionarme.
Buscamos siempre la oposición, la acción muscular contraria al movimiento que realizamos. Ese hilo que imaginamos atravesando el cuerpo alargándolo desde extremos, ganando espacio, descomprimiendo. El hacer las cosas desde un sentido, entendiendo el movimiento y la conexión, el “para qué” de lo que hacemos.
Coordinamos el movimiento con la respiración, siempre intercostal para que la energía no caiga al suelo pélvico. Esto nos ayuda mucho mentalmente, nos centra cuando los estímulos externos, el trabajo o las preocupaciones nos dispersan. Todo pesa un poco menos después de moverte. Pilates es un poco como el mundo, es lo que tú hagas con él.
Eres capaz. Recuérdalo siempre. Hazlo por ti, desde el autocuidado, no desde la fuerza de voluntad o desde el deber o tener que. Relaja los hombros, deja de apretar la lengua contra el paladar. Lo estás haciendo. Siéntete orgullosa. ¡Eres capaz!