La pasión por la psicología y la comprensión del ser humano me acompañan desde bien pequeña. Siempre sentí un interés especial por el mundo interior de los demás y del mío propio, aunque este último a veces sea el más difícil y desafiante de explorar.

Mi camino ya dentro de la psicología comenzó gracias a la filosofía, me entusiasmaba el estudio de las diferentes maneras de ver y comprender el mundo y el ser humano que se habían desarrollado durante tantos siglos y personas diferentes. De hecho esto fue lo que buscaba al entrar en la carrera de psicología y no pudo ser más diferente lo que me encontré.

Lejos de lo que para mí significaba el sufrimiento humano, en la universidad me topé con una mirada fría y simplista hacia los malestares vitales, llena de etiquetas y tratamientos acotados que para mí perdían de vista a la persona y sus vivencias.

Por lo que al acabar la carrera decidí formarme en los diferentes enfoques desde los que se puede abordar un proceso psicoterapéutico, desde la sistémica hasta el psicoanálisis pasando por el humanismo y la orientación cognitivo conductual. Finalmente me decanté por el humanismo y más concretamente la terapia focalizada en la emoción, además de la combinación del resto de enfoques que me permiten acompañar a las personas de una manera integral, desde donde me siento cómoda y tranquila trabajando.

Después completé mi formación en otra de mis pasiones dentro de la psicología, la terapia asistida con animales. Actualmente completo mi formación en el área de la psicología perinatal y la psicología existencial.

Mi formación me permite acompañar a personas que estén transitando un proceso depresivo, de ansiedad, problemas de pareja, problemas relacionados con la alimentación o problemas interpersonales.